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La cultura de la Dopamina
Vivimos en una era donde todo se consigue con un par de clics.
Te sientes solo, abres Tinder.
Aburrido, abres TikTok.
Ansioso, entras a Amazon y compras algo.
Triste, ves memes.
Feliz, lo compartes al instante.
Vivimos drogados con dopamina. Y lo peor: creemos que es normal.
Ted Gioia lo llamó “Dopamine Culture”, y es exactamente eso. Una cultura construida para darnos microdescargas de placer que desaparecen en segundos.
Si miras esta imagen durante un momento, notarás algunas cosas:
Todo lo que está a la izquierda es real/presencial, mientras que todo lo que está a la derecha es virtual y online. Esto se debe, por supuesto, a que lo real/presencial suele requerir más intención y un compromiso más prolongado, ya que implica desplazarse físicamente a algún lugar. Pero también significa que es muy conveniente existir en el mundo digital.
Los momentos se miden en segundos, no en días o años. En la cultura lenta/tradicional, donde todo lo que está a la izquierda tarda años en producirse y a menudo horas en consumirse. Y, por supuesto, esto también restringe la oferta; por eso hay menos libros que, por ejemplo, artículos, y aún menos que tuits. Así que tenemos más cosas, pero son fugaces.
Esto está afectando a todo con fuerza. Si el software se está comiendo el mundo, entonces la capacidad de satisfacer instantáneamente a las personas está invadiendo cada parte de su experiencia. La lista anterior menciona deportes, vídeo, comunicación y relaciones, pero podríamos decir lo mismo de las compras, los viajes, el trabajo y prácticamente todos los demás aspectos de la vida: cada vez más instantáneos, más convenientes, pero también más efímeros.
Pero no todo es pesimismo. Hay una cara B.
Esto es, en realidad, el resultado de que todo…
Se está volviendo más accesible y universal. Todo el mundo (rico o pobre, educado o no) tiene un smartphone, y estamos dando a las personas muchas más opciones.
Tiene una variedad infinita. Muchos de los elementos del gráfico solían estar controlados por guardianes centrales, como editores de noticias, estudios de cine, compañías de telecomunicaciones, etc. Ahora es mucho más democrático, lo que permite a las personas consumir lo que quieran, incluyendo intereses de nicho y de la “larga cola”. Podemos producir mucho más, porque es más barato hacerlo.
Se consume en nuevos canales/dispositivos. En lugar de tener que ir al cine o a un museo para ver películas o arte, podemos hacerlo en nuestros supercomputadores móviles de bolsillo. Antes, cuando esperábamos en una fila o simplemente estábamos en el baño aburridos mirando el techo, ahora podemos consumir lo que queramos — a veces Substacks largos o audiolibros, aunque más a menudo vídeos cortos y feeds. Lo admito: más vídeos y feeds que libros.
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