👋 Hola soy Pavel, bienvenido a una nueva ✨edición gratuita✨ de El Descubrimiento. Cada semana hablamos sobre producto, growth y oportunidades en el sector tech.
Si aún no eres suscriptor, esto es lo que te has perdido en este mes:
La semana pasada, mientras gestionaba unos documentos, tuve la oportunidad de revisar mi historial laboral. Resulta que he estado trabajando en el sector digital durante 11 años.
Durante este tiempo, he estado rodeado de personas con diversas ambiciones y enfoques para resolver sus problemas diarios. A través de estas experiencias, he observado que, independientemente de sus diferencias, hay ciertos aspectos que todos tienen en común.
Esas son las lecciones que me gustaría compartir contigo.
Tengo que llegar a todo
Debemos reconocer nuestras limitaciones.
Nos encontramos ante un desafío típico de la era moderna: esa interminable lista de temas pendientes que jamás parece disminuir. Quedamos atrapados en esta constante búsqueda de abarcarlo todo, hasta que recientemente comprendí el error de esta mentalidad.
Hay que aceptar que hay tareas que nunca vamos a hacer.
Es una verdad que duele, que asusta y nos carga de culpa, pero es nuestra realidad.
Nuestro tiempo es finito y cuanto más pronto aceptemos esto, mejor viviremos el tiempo que nos quede.
El auténtico reto es decidir donde enfocar nuestro tiempo y esfuerzo.
A que decimos que sí.
Por lo tanto, dejemos atrás esa actitud por terminar todo en nuestra lista de tareas y comencemos a acostumbrarnos a la idea de que algunas cosas simplemente nunca se harán. Y eso está bien.
Ninguna empresa es tu familia
No te voy a mentir, yo he caído también en la trampa de“somos una familia” en mis anteriores trabajos.
Sí, esa frase que suena tan reconfortante a primera vista, pero que, al caer la noche y aún estando pegado a la silla de tu escritorio, empiezas a cuestionar.
Nos seducen con la idea de que sacrificar nuestro tiempo, quedarnos hasta tarde, es por el bien mayor de esta "familia empresarial". Nos convencemos a nosotros mismos de que es normal, incluso honorable, anteponer las necesidades de la empresa a las nuestras propias o las de nuestra familia en casa.
Pero aquí va la dura verdad: Cuando los números no suman, cuando la empresa enfrenta una tormenta, ese sentido de "familia" se evapora más rápido que el alcohol de las cervezas de los viernes después del trabajo. La realidad es que, en el gran esquema de las cosas, somos prescindibles para la empresa, intercambiables por alguien que pueda contribuir a equilibrar esos números.
Este no es un llamamiento al cinismo, sino a la claridad. Valora a quienes están a tu lado no por obligación, sino por elección: tu familia y amigos. Son ellos quienes merecen tu tiempo extra, tus esfuerzos, y sobre todo, tu presencia. Entender esto no solo te hará más consciente de dónde inviertes tu energía, sino que también te ayudará a construir una vida más equilibrada y auténticamente satisfactoria.
Quejarte no te lleva a nada
Quejarse está muy extendido porqué es lo más fácil.
Al quejarte estas diciéndole al mundo que no sabes tomar decisiones de ningún tipo.
Las personas que se quejan tienen miedo a la confrontación, a lo nuevo y a lo desconocido. Por eso se quejan y patalean, para que las cosas no cambien.
En vez de quejarte, preguntante esto:
“¿Elegir esta actitud me hace más pequeño o más grande?”
Es simple, pero que puede despertar tu conciencia y si la escuchas, te darás cuenta que escoger la opción más incómoda, te hará ser más grande.
La validación.
A los demás, les da igual lo que hagamos nosotros con nuestra vida. Cada uno tenemos nuestro objetivos, prioridades y metas.
Bajo esta premisa, me gustaría preguntarte:
¿En qué sentido aún no has aceptado que eres quien eres y no la persona que crees que deberías ser?
Hay que abandonarse a la realidad, de que la validación, no te traerá ninguna seguridad.
Hoy tu jefe le conviene darte una palmada porque quiere que trabajes más motivado, pero mañana no lo hará porque tendrá otras motivaciones, y mientras tanto, has caído en el juego de la validación, olvidándote de lo más importante: “¿Qué quiero hacer yo?”, ¿Hago lo que hago para que me den una palmada o porqué de verdad me interesa hacerlo?
El dinero y sus problemas
Esto es algo que siempre me ha sacado de mis casillas.
A lo largo de estos 11 años de vida profesional he tenido muchos momentos en donde decía sí a proyectos o tareas que no tenía ni idea de como hacerlos.
Necesitaba formación y obtener una habilidad en la materia.
He pagado cursos, newsletters, guías y libros con tal de salir del problema de “no saber”.
Nunca he entendido como la mayoría de las personas de mi alrededor han sido reacias a pagar por desbloquear un conocimiento.
¿Cómo vas a pagar por eso? Seguro que lo encuentras gratis.
Te ves dos videos de youtube y aprendes.
Prefiero poner este dinero en otras cosas.
Me parece caro, además no te da un certificado.
Si financieramente no te puedes permitir un curso o una guía de 200 euros es que creo que hay algo que estas haciendo mal, no estoy aquí para sacarte los colores o reírme de nadie, pero es la realidad.
Por mucho que te duela, cuantos más conocimientos tengas, más oportunidades tienes y por desgracia, el momento de “aprendo de youtube” ya ha pasado. El conocimiento se paga, la gente no lo ofrece a cambio de nada.
Saber significa tener oportunidades y abrirte nuevos horizontes.
La vida esta programada para ser dura
Miro Linkedin y todo parece sencillo.
Detrás de los post envagelizadores y el trabajo en remoto desde Bali, la mayoría de ellos tienen verdaderos problemas personales y de autoestima, constantemente quieren validarse a su audiencia y al algoritmo. No saben cuál es el significado de la vida.
Los jóvenes de 20 años necesitan este mensaje más que nadie: la vida está destinada a ser una lucha. Nadie te va a regalar nada.
Vas a sentir que tu jefe te odia.
Vas a aplicar a cientos de trabajos y nunca recibir respuesta y te va a joder.
Vas a sufrir el pagar un alquiler.
Vas a sufrir despidos.
Vas a tener que asumir que no eres ni de lejos el mejor en tu trabajo.
Todo lo que amas en la vida lo perderás varias veces.
Las cosas que amas morirán.
La vida no vale nada sin luchas. La vida tiene que romperte el corazón para que signifique algo.
Vivir es aprender a perder, cuanto más pierdas más preparado estarás.
Procrastinación
Que no te engañen, los verdaderos procrastinadores no son las personas sin motivaciones, vagas o que no quieren trabajar.
Es al revés.
Son aquellas personas que, son organizados, llevan los planes a la acción y hacen que las cosas pasen. Los motivados.
Pero entonces ¿porqué procastinas?
Procrastinas porque no sabes manejar la incertidumbre. Procastinas porque la tarea que intentas hacer es una novedad y no sabes por donde cogerla.
Te diré una cosa; Es algo muy normal y es si te has dado cuenta de ello estás aún más cerca de solventar este problema.
Cuando caes en la procrastinación lo primero es darte cuenta, lo segundo, reducir el nivel de incertidumbre sobre la tarea en cuestión.
Ejemplo: Supón que en tu To-Do list tienes que crear una estrategia de monetización, un plan que tienes que presentar a alguno de tus managers.
Es un tipo de tarea en el que procrastinar es muy sencillo ya que es ambigua, hay muchas formas de llevarlo a cabo y el resultado puede no contentar al receptor.
Punto 1: Reduce la incertidumbre
Ante una tarea tan ambigua, tienes que ponerle coto; Crea un primer boceto, sin detalle y muy esquemático y enviárselo a un compañero, superior o jefe para pedir feedback → El objetivo es determinar si vas por buen camino.
Punto 2: Manos a la obra
Ya has reducido la incertidumbre, ahora toca ponerte con ello sabiendo cuál es el plan de acción. De veras, es más fácil hacer algo que sabes que otros han puesto el ojo en ello y están de acuerdo.
La procrastinación, es el germen del siglo XXI por un motivo muy obvio, trabajamos en constante incertidumbre; Todo está por crear y no existe un sistema de embalajes por pasos. No hay una ruta clara.
Apóyate de las herramientas
Vivimos en la era de las herramientas y la automatización y por más que lo oigo y lo digo, veo a menos personas usándolas en su día a día.
Hacen que tu vida sea más organizada.
Hacen que llegues a más, haciendo menos.
Te ayudan a levantar proyectos que jamás pensaste hacer por falta de tiempo.
Te dan tiempo
No sé cuantas veces más lo repetiré, pero tenemos que usar las herramientas de automatización en nuestro día a día, con un fin claro.
Tener más tiempo para los nuestros.
Un ejemplo: Así luce una semana normal en mi Linkedin, todo automatizado y programado. Lo hago de forma rutinaria una vez acabada una newsletter para no estar constantemente mirando Linkedin o preguntándome que publicar o no. Aprovecho mis picos de creatividad y hago todo el trabajo en una sola vez.
Algunos consejos personales
Adopta límites a tu trabajo: Adopta un modelo fijo a tu productividad. Antes de sentarte a trabajar negocia contigo a que hora acabarás. Es una forma de auto exigirte que pase lo que pase te levantarás de la silla a esa hora que te has prometido.
Los proyectos se abordan de 1 en 1. No hay mejor sensación que terminar algo, y para ello tienes que ser consciente de que deberás poner el 100% de tu foco de una en una.
Decide de antemano en que fallar: Habla contigo mismo en que aspectos de tu vida te vas a permitir el lujo de fallar, en mi caso es esta newsletter; He empezado con ella hace 6 meses sabiendo que me puedo aburrir, puede que no genere interés o que me distraiga con otra cosa por el camino. Pero yo lo he asumido y sabiendo que puedo fallar, cada semana que publico aprendo algo nuevo.
Céntrate en lo que has hecho y no en lo que te queda por hacer. Otro mindset típico de los que aún no saben que van a tener ansiedad, la constante permanencia de vivir en el futuro te va a penalizar.
En vez de crear una to-do list de lo que tienes que hacer, haz una de lo que has terminado. Verás que al acabar el día tienes otra perspectiva sobre ti.
¿Y tú? ¿Tienes algún consejo que quieras compartir que te haya funcionado en tu carrera? Déjalo en comentarios.
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Que tengas una feliz semana.
Pavel 👋
Muy guay este post, diferente a lo que nos tienes acostumbrados por aquí.
En mi entorno me pasa justo lo que dices, gente que no está dispuesta a pagar ni 5 € por formarse o por la licencia de un saas que te ahorra horas y horas a la semana.
¡Magnífico artículo Pavel! Es evidente que detrás hay años de experiencia acumulada y un sinfín de "prueba y error", que en definitiva, es la esencia de este camino. Me he visto reflejado en cada palabra y en los aprendizajes que, con humildad, he ido recopilando a lo largo de mi propia carrera. ¡Enhorabuena y gracias! Por cierto, también ha sido el empujoncito que necesitaba para suscribirme a la versión de pago 😉