🗞️ Deja de mentirte constantemente
Un análisis crítico de porqué no evolucionas profesionalmente
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La mayoría de los profesionales ni siquiera se imaginan cuán alto es el techo para ciertas habilidades. Habilidades como la empatía con el cliente, la creatividad y la influencia están en otra liga, y sin embargo, muchos de nosotros colocamos el listón demasiado bajo.
¿Por qué? Porque simplemente no sabemos lo que es posible.
Por el camino del éxito profesional, especialmente después de algunos ascensos, asumimos que hemos alcanzado nuestro pico en esas habilidades. Nos decimos cosas como: “Ya no se puede hacer nada mejor” o “Esto es lo máximo que puedo llegar”. Pero estas conclusiones son venenosas.
El peligro de asumir que lo sabes todo
Cuando llegamos a la mitad de nuestras carreras, estas creencias comienzan a manifestarse de maneras perjudiciales. Nos convencemos de que:
"No hay forma de predecir lo que los clientes necesitan, excepto lanzando algo."
"No hay una buena solución aquí."
"Hemos explorado todas las opciones."
Estas afirmaciones suelen ser incorrectas. Peor aún, hacen más daño a la persona que las sostiene que a cualquier otro. En vez de seguir aprendiendo y creciendo, nos estancamos.
La solución: abrir los ojos a la maestría
La solución para evitar quedar atrapado en estas creencias limitantes es simple, pero no fácil: reconocer y aprender de la verdadera maestría cuando la vemos. Esto requiere un cambio de mentalidad, uno que nos lleve de asumir que ya lo sabemos todo a aceptar que siempre hay alguien que puede enseñarnos algo nuevo.
El problema es que la maestría rara vez se anuncia con fanfarria. No hay luces brillantes ni carteles que digan: “Aquí está la persona que ha dominado esta habilidad”. En cambio, la maestría se esconde en pequeños detalles: en cómo alguien gestiona una conversación difícil, en la forma en que otro crea una solución creativa para un problema aparentemente insoluble, o en cómo alguien más parece influir en las decisiones clave sin esfuerzo aparente.
Reconocer la maestría en acción
Para abrir los ojos a la maestría, debes estar dispuesto a observar atentamente a tus colegas y mentores, buscando esos momentos de brillantez que a menudo se pasan por alto. Aquí hay algunos pasos que puedes seguir para identificar la maestría:
Atención al resultado: Observa a aquellos cuyos proyectos o ideas consistentemente producen resultados superiores. Pregúntate, ¿qué están haciendo diferente?
Análisis de los procesos: No solo te quedes con el resultado, sino que trata de entender el proceso que siguieron para llegar allí. ¿Cómo tomaron decisiones? ¿Qué consideraciones hicieron?
Feedback constante: Pide retroalimentación no solo sobre tus propias habilidades, sino también sobre cómo otros perciben las habilidades de tus colegas más exitosos. A menudo, otros pueden ver cosas que tú no ves.
Modelar el comportamiento de los maestros
Una vez que identifiques a alguien con un nivel superior de habilidad, modelar su comportamiento puede ayudarte a acelerar tu propio crecimiento. Aquí hay cómo hacerlo:
Imitación estratégica: Comienza imitando las técnicas y estrategias que ellos utilizan, pero hazlo con conciencia. No se trata de copiar ciegamente, sino de entender qué funciona y por qué.
Interacciones directas: Si tienes la oportunidad, trabaja directamente con ellos en proyectos o iniciativas. La proximidad te permitirá observar de cerca cómo manejan situaciones complejas.
Preguntas profundas: Pregunta sobre su proceso mental, sus fuentes de inspiración y cómo enfrentan los desafíos. Este tipo de interacción puede ofrecerte insights profundos que no podrías obtener de otra manera.
Cultivar la mentalidad de aprendizaje continuo
Finalmente, para aprovechar al máximo esta estrategia, es vital cultivar una mentalidad de aprendizaje continuo. La maestría no es un destino, sino un viaje perpetuo. Aquí hay algunas formas de mantener esta mentalidad:
Adopta la curiosidad permanente: Siempre pregúntate qué más puedes aprender y de quién puedes aprenderlo.
Desafía tus suposiciones: Regularmente revisa tus propias creencias sobre tus habilidades y busca áreas donde puedas estar subestimando tu potencial.
Busca feedback constante: La retroalimentación es una herramienta poderosa para el crecimiento. No tengas miedo de pedirla y usarla para mejorar.
En conclusión, abrir los ojos a la maestría requiere humildad, curiosidad y una voluntad constante de mejorar. Aquellos que dominan este enfoque no solo reconocen la maestría cuando la ven, sino que también la buscan activamente, aprendiendo de ella para subir ellos mismos al siguiente nivel.
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Que tengas una buena semana.
Pavel 👋